Desde que llegaron las escuelas de
Comunicación Social muchos periodistas que antes tenían esta pasión por oficio,
han visto desmoronar lo que para ellos es un estilo de vida y una sed que solo
la puede saciar el pálpito sobrenatural de la noticia como lo define García
Márquez. Hoy en día el antiguo debate de si el periodismo es una profesión u
oficio es algo que sigue en pie.
Si bien en una universidad sea pública o privada enseñen a cualquier
aspirante de la comunicación todo al respecto de la materia y a veces hasta
temas innecesarios para ella, lo que se ha dejado claro en el paso del tiempo
es que el periodismo se trata de una elevada dosificación de vocación, la cual
no se adquiere con libros ni exámenes.
Conocedores del oficio quiénes antes lo ejercían como tal sin haber
logrado una licenciatura, coinciden y coincidirán siempre en que este estilo de
vida consiste masivamente en la práctica y las muchas horas de trabajo por
cubrir, donde al final la noticia va a ser dominante y hará de los aspectos de
la vida diaria y personal un mundo totalmente inmerso en las ansias de
información.
Están los que dicen que un título universitario no hace la diferencia,
sin embargo para que un periodista pueda hoy conseguir empleo en algún medio
debe tenerlo y no siempre este gran diploma pegado en la pared del hogar hace
de la persona un periodista con cultura o si se quiere con preparación teórica
y práctica.
Sin embargo, no se puede quitar valor a algo que lo tiene, porque si
antes solo se llevaba a acabo el oficio por lo aprendido en algún curso y por
un arrebato de pasión, los estudios universitarios pueden ir más allá,
enriqueciendo el nivel personal del estudiante, porque son inculcados valores y
es incontable la cantidad de veces del querer que el alumno se identifique
plenamente con la sociedad.
Son
impartidas materias como Psicología de la comunicación donde tratan de enseñar
al bachiller como se maneja hoy la sociedad, cómo piensa, cómo es, cómo siente
y de qué manera se puede sobrellevar, no solamente desde el punto de vista
periodístico sino también humano, al sentir igual y al conocer todos los
modelos y patrones que sigue.
A gran velocidad el quehacer informativo fue avanzando y sigue
haciéndolo, porque se vive en un mundo donde todo gira alrededor de las nuevas
tecnologías, y como lo dice Gabriel García Márquez en “El mejor oficio del
mundo” los periodistas de hoy no se detienen
a escuchar ni entender el la
causa de la situación.
Tal vez se genera esa realidad por la cantidad de egresados de
Comunicación Social a nivel nacional e internacional, que van en busca de un
gran trabajo en un gran medio, donde su labor sea conocida, lo cual es
totalmente válido, porque todo periodista desea que su trabajo trascienda y sea
aceptado por el receptor.
Para muchos el periodismo es ahora un negocio, donde no solamente es
importante la información que se maneja, sino la cantidad de publicidad que se
pueda conseguir, mencionando también cómo se pierde la objetividad a causa de
un partido político, y no muchas veces porque el comunicador lo quiera sino que
el medio donde labora así se lo exige.
García Márquez alega que antes los periodistas eran rápidos, enamorados
de su oficio, y que el mismo ambiente de trabajo se encargaba de vivificar la
base cultural y que según todo eso se le abría paso al mejor oficio del mundo.
También califica como no alentador de ver jóvenes con una licenciatura
desligados a la realidad.
Sin duda para muchos licenciados de la Comunicación ser periodista es
estar en el mejor diario, el mejor canal o la mejor agencia de publicidad, no
dejando pasar por alto los que estudian la carrera por un deseo grande de
entrar al mundo del espectáculo, como el canto y la actuación. Sin embargo,
todavía existen jóvenes con esa misma pasión que antes invadía a los de este
oficio.
Si existen estudiantes aún con el mismo deseo de información, entonces
aún hay periodismo, que si es un oficio o profesión es una controversia que no
ha tenido fin, pero sigue siendo relevante el verdadero propósito del
periodismo, que es identificarse con la sociedad y llevarles noticias veraces y
que la ayuden.
El periodismo es y seguirá siendo un frenesí, un desenfreno que hay que
vivirlo, que se debe llevar a lo cotidiano, y es eso lo que todo estudiante de
Comunicación Social debe tener y comprender, claro está que manteniendo siempre
el profesionalismo que los identifica al momento de redactar e informar a
otros.
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